15 abr 2010

;mi relación con la palabra



Crepúsculo; que palabra.
Salvo el crepúsculo, Julio.
Salvó, él, Cortázar.
¿Qué palabra en las palabras sin
poder nombrar su nombre diré?
Honorable causa la de su amor por las ideadas formas.
Las formuladas en mí, en todo, ustedes, ustedes nosotros.
Ese señor que no siendo nuestro dios,
tal vez ese ángel de múltiples personas, amigo.
Y mano, hermanolo, hermano lobo…
Pero este último, otro de la familia
Andrés Caicedo,
un eterno héroe de batallas otras,
montones de ritmos.
Kerouac, su novio y los otros.
Por aquí comienzan a desvariar los etcéteras;
declina la balanza de los mundos modernos y post.
[…]
Entramos al cielo gris de campos llovidos a estornudos
y moldeados los hombres, con verdemoco santo de Joyce.
Hay algunos sin nombre, es verdad, pero la eternidad de los instantes
testigo será, inamovible.
La vieja guardia también, de la que no se mucho.
Todos aquellos que dieron su cabeza y corazón:
¡Lowrence Durrell!
¡Reinaldo!
¡Roberto –y hasta Gomez- Bolaño[s]!
Mis compadres.
Y los que falten,
para mañana.



Pintura: The Great Gods - Kolaboy